Interpol @ Brixton Academy, Londres
Alejandro De Luna
Foto: Carolina Faruolo for DIY
‘But each night, I bury my love around you…’, se desgarra el baritono de Paul Banks en “Say hello to the angels”, un clásico de su impecable debut de 2002 y tema que abre la noche en Brixton Academy, ese legendario recinto en el centro de un distrito londinense indispensable para entender el multiculturalismo y diversidad musical que abruma a la capital británica.
No cabe uno más para ver la gira de Interpol que precede la entrega de su quinta placa. El rancio olor a cerveza esparcido por el piso; la inmundicia de los baños similares a la escena de Trainspotting; bocanadas de cannabis a los lados; el art-deco que atropella a las paredes que sudan historia y la oscuridad del domo del recinto que parece ofrecer una surreal noche al aire libre. No cabe uno más y antes de que Interpol de un gran show; Circa Waves, Royal Blood y Temples, son los encargados de que pase el reloj hasta que marque las 21:40 horas.
Interpol sabe que sus mejores discos son sus dos primeras entregas y así lo demuestran en vivo. Saben que a pesar de llevar 10 años sin una álbum redondo, en vivo son eficaces y letales. Joyas como “Not even jail”, “Hands Away”, “C´mere”, “PDA” “Slow hands”, “Take you on a cruise”, “Obstacle 1” o “NARC”; son pruebas de un legado intocable durante los primeros años de su carrera.
La dosis en Brixton Academy: cinco de su primera placa, seis del indispensable, Antics (2004), solamente dos temas de sus últimas entregas y tres nuevas canciones que dan un adelanto a su quinto esfuerzo, entre las que se encuentra “My desire”, con un riff desquiciante que acompaña a Banks en lo que se desgarra cantando líneas como ‘You are my desire, I´m a frustrated man’.
Hay algo especial en el sonido de Interpol que me hace pensar en cuadraturas; en líneas rectas. En exactitud. Algo parecido a lo que pasa cuando escucho a Kraftwerk; donde la estética del grupo, su show y la música se juntan para crear una especie de ejercicio matemático. Con Interpol, pasa algo parecido: El minimalismo de su sonido que se ve avasallado por la melancolía. La guitarra y el barítono desgarrador de Banks que se acompaña con las seis cuerdas de Daniel Kessler. La base rítimica como conductor del ejercicio matemático. El bajo que abandonó Carlos Dengler y que es ejecutado con respeto por Brad Truax – girando con Interpol desde el 2010. La precisión en la batería. Los teclados de Brandon Curtis (ex vocal en The Secret Machines) encargado de enaltecer la atmósfera sombría que rodea a la banda. La estética del grupo. La inmutabilidad en sus expresiones. Las luces que no varían entre otra tonalidad que no sea un sombrío negro y rojo. Todo se une para crear una experiencia que me hace ver la música como si fuera una figura geométrica donde la precisión es indispensable.
El resultado: gran setlist; texturas más densas, mayor exactitud y la ejecución insuperable del ejercicio matemático. ¿Es esta la mejor versión de Interpol en vivo o es pura nostalgia que nubla las ideas?
Había olvidado lo mucho que disfruto de Interpol. La última vez que los vi fue en 2010 en la Ciudad de México y de ahí perdí la pista; sus discos se empolvaron. Los abandoné por completo.
Eso nunca volverá a pasar.
Setlist
- Say Hello to the Angels
- Evil
- C’mere
- My Desire (nueva)
- The Heinrich Maneuver
- Not Even Jail
- Anywhere (nueva)
- Narc
- Take You on a Cruise
- All The Rage Back Home (nueva)
- Hands Away
- PDA
- Slow Hands
Encore