Marissa Nadler – July


Marissa Nadler – July

Febrero 2014, Sacred Bones

Elogiada por la crítica y aún opacada comercialmente desde el 2004, a Marissa Naddler no le importa ser vulnerable y mostrarnos su lado más frágil. Su música es honesta y viene de lo más sombrío del alma. En July – su sexta entrega – su voz fantasmagórica sirve de acompañante para ejemplificar esa vulnerabilidad en sus letras que retratan escenarios trágicos pero comunes: el desamor, la desolación, una separación fatídica y la desesperanza pero que paradójicamente abren la puerta hacía tiempos mejores. Con Joni Mitchell y Leonard Cohen como inspiración; con una guitarra que encuentra reposo en el folk de los 70s pero con un trasfondo oscuro que fácilmente podría apegarse al gótico y con una voz melancólica que deja a Lana del Rey a la deriva, July es una entrega digna de explorar.

Marissa Nadler - July
Marissa Nadler – July

Algunos dicen que hay que juzgar un libro por su portada y en un disco como este, el aspecto visual retrata perfectamente el sentir de su autor: un pasado oscuro pero con una ventana radiante detrás que ofrece un futuro aunque borroso pero prometedor. En July hay un tema central: un amor perdido, una persona que se fue y que no va a regresar y que Marissa Nadler recuerda con nostalgia y pesadumbre a lo largo de once tracks. Temas como “Drive”, ejemplifican esos recuerdos vagos que la nostalgia brinda; momentos que ya no están pero que quedaron marcados al igual que en “1923”, otro retrato utópico del pasado que queda inmortalizado en memorias que se desvanecen con el tiempo mientras Nadler agoniza con su voz y una guitarra acústica que evoca a los primeros trabajos de Leonard Cohen.

Acompañada de un sonido claustrofobico, lleno de reverberaciones vocales y de texturas ambientales, sus letras escupen el dolor de su pasado: ‘I died when you left’ (“We are coming back”); ‘I don´t give a damn about the way/Colors on the trees change from red to green’ (“Dead city, Emily)”; ‘I hardly think about you anymore/Except when I see the water and the sand on the ocean floor’ (“Anyone Else”) – que suena como una versión acústica del goth de Chelsea Wolfe o ‘I called you when I was drunk all the time’ (“Holiday In”) con una guitarra a la Simon & Garfunkel.

A pesar de que en “I´ve got your name” se aleja del folk oscuro que atiborra el disco; con una voz y piano que te remontan a Lana del ReyNadler explora otras texturas en un homenaje más apegado al R&B de décadas pasadas pero sin dejar atrás el fuerte contenido introspectivo de su obra. Y al igual que en “Drive”, toma como referencia las largas carreteras y autos (‘Drove down 95, put on my eyes/In the rearviewmirror as I enter New York/You stopped calling my out my way’) como escenario para la recolección de sus memorias.

El cierre en July no puede ser mas azotado. ‘Maybe is the weather but I got nothing in my heart’, canta desesperanzada y acompañada de un piano en este track que elocuentemente resume la atmósfera y objetivo del álbum: Una ventana hacía el tiempo transcurrido, lo que dejamos atrás y la nostalgia de algo o alguien que no podemos tener más y que por momentos añoramos.

No es un álbum depresivo, es simplemente una revisión honesta y nostálgica sobre las relaciones humanas y nuestra estancia pasajera en un espacio y tiempo determinado que obligan a mirar atrás y ponderar el camino trazado.

 Alejandro De Luna.

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