NICK CAVE & THE BAD SEEDS
LIVE FROM THE KCRW
Texto publicado originalmente para Afterpop.tv el 06/01/2014
La prolífica y versátil carrera de Nick Cave ha sido una espiral de introspección, apego y fascinación por las letras que se funde con la belleza de su música como conductor y acompañante de un viaje en el que solo pesos pesados de la categoría de Bob Dylan, Leonard Cohen, Neil Young o Tom Waits podrían competir. El sonido endemoniado de sus primeras entregas y la balada que abraza a la poesía lúgubre del autor como verdugo, han estado cubiertos de un mensaje revelador que se centra en la búsqueda de sentido, en el amor y la muerte, y en cuestionamientos bíblicos que marcan el eje central de un discurso explorado con sapiencia y con distintos matices por casi 40 años.
Atrás quedó el Nick Cave transgresor, furioso y violento que llevó a la música, de la mano de The Birthday Party, a un nivel de crudeza e inclemencia pocas veces explorado. Lo mismo pasó en los primeros trabajos con The Bad Seeds, esa pandilla de malvivientes con la habilidad de concebir un sonido que parece haber sido sacado de las puertas del infierno o de evocar una balada tan bella que, al unirse a la siniestra voz del australiano, lleva a quien la escucha a estados de auténtica contemplación. El Nick Cave confundido, lleno de excesos y autodestrucción, se ha transformado en un sabio bien vestido que transita en paz y que, con la ayuda de la balada oscura como su acompañante, funge como sanador para los que se estancan en los pasajes más lúgubres del alma.
Esta contemplación que ha llevado a Cave a conciliar con sus demonios internos, busca lugares evocadores y atmósferas reflexivas que marcan el patrón de Live From KCRW, su segunda entrega del año después del fantástico Push The Sky Away, esa bella colección de temas que obligan a poner incesantemente la aguja en el viníl.
Parece que la salida definitiva de Mick Harvey, su mano derecha durante mucho tiempo, no mermó las capacidades creativas de Cave y sus malas semillas. La importancia y vigencia del piano, el violín y el órgano como sus incondicionales en esta entrega grabada para la estación de radio californiana muestran el camino en este cuarto álbum en vivo, donde la voz de Cave se desnuda con categoría ante el talento de su pandilla de malvivientes.
La selección de canciones contiene las bellísimas “Higgs Boson Blues”, “Widely Lovely Eyes”, “Mermaids” y “Push The Sky Away” de su última entrega. A su vez ofrece una revaloración de algunos de los temas más íntimos de su carrera: del fantástico e introspectivo álbum de 1997, Boatman´s Call, llega el pesimismo de “People Ain´t No Good” y la desesperanzadora “Far From Me” cuyo violín a cargo de Warren Ellis sirve de soporte para la desgarradora voz de Cave quien, a sus 56 años, se escucha mejor que nunca.Una interpretación menos oscura de la espectacular “Stranger Than Kindness” de su placa de 1986 y “And No More Shall We Part” de 2001, terminan por cautivar y obligan a desempolvar esos grandes discos para buscar las respuestas que Cave nos ofrece en cada una de sus obras.
Las sorpresas de Live From KCRW corresponden a dos grandes de su catálogo: “The Mercy Seat”, en una versión reinterpretada de manera única como balada que parece haber dejado atrás el hospital mental donde pudo ser concebida hace 25 años. En esta versión la batería dolorosa, el piano desquiciante, la voz paranoica y las guitarras espeluznantes se omiten para dar paso a un ejercicio convencional de piano y violín más sensato, llevando al tema por un camino menos espinoso. La otra sorpresa la da una reinterpretación más cruda de “Jack The Ripper”, la única que puede perturbar el estado de contemplación que se ha generado después de escuchar las nueve pistas anteriores del disco.
Entra en los pasajes más lúgubres del alma y dale una oportunidad a Live From KCRW. La edición en viníl doble viene con dos canciones adicionales: una de sus grandes joyas, “Into My Arms” y el góspel de “God is in the House”.