Barcelona. Ciudad del mediterráneo español; zona del buen comer, beber y ver donde el castellano se empalma groseramente con el catalán.
Barcelona. Con la lengua catalana, su bandera y su fútbol como temas de devoción extremista y donde algunos exigen la separación total de España para dar paso a Cataluña como estado libre e totalmente independiente.
Barcelona. Con su crisis económica, sus huelgas, sus manifestaciones y su desempleo.
Barcelona. Rincón bohemio que a través de sus barrios y callejones que alojan bares,mercados, tiendas y restaurantes, se percibe aún ese aire pueblerino que se esconde del ruido y el estrés de las grandes avenidas de la capital Cataluña.
Barcelona. Con Montjuic y su palacio nacional como vigilante de la ciudad.
Barcelona. Con su plaza de Cataluña como corazón de la ciudad y como epicentro de la disencia, el turismo y el patriotismo.
Barcelona. Con su verano, su Barceloneta, sus distintivos topless y su playa que sirve de paraíso para voyeristas y lujuriosos.
Barcelona. Con su paseo de Gracia como arteria principal donde aparte de su asfixiante comercio y turismo, aloja una gran cantidad de joyas modernistas.
Barcelona. Sinónimo de arte y creatividad que inspira a talentosos y pretenciosos.
Barcelona. Con el talento de sus carteristas y las Ramblas como objetivo primario para ejercer el hurto sobre los despistados.
Barcelona. Con sus increíbles mercados gastronómicos.
Barcelona. Con su Razzmataz, su sala Apolo y sus festivales.
Barcelona. Con sus avenidas y parques.
Barcelona. Con Gaudí como genio, símbolo artístico y creativo de la ciudad. Con su Pedrera, su parc y palacio Güell y con su Sagrada Familia que nunca veremos terminada.
Gracias, Barcelona.
Fotos/Texto ADLG