Hoy es uno de esos días en que la nostalgia pesa y los recuerdos de mi estancia en Asia por 17 meses traen memorias que son difíciles de olvidar. Hangzhou, capital de la provincia de Zheijiang en la costa este de China, fue mi hogar por alrededor de 14 meses y después de más de un año de mi regreso, he empezado a desempolvar algunas de las memorias que quedaron plasmadas en fotografías.
China es un país totalmente diferente a todo lo que he visto. Más allá de las dificultades del lenguaje y su extrema oferta culinaria, el sentimiento de sentirse un ser extraño se basa en lo distinta que es su forma de vivir, de pensar y de comportarse, lo cual es contrario a lo que se conoce en la sociedad occidental o en algunos países del lejano oriente que han adoptado una cultura más suave y amigable para los turistas. Su misterio, contrariedad y dificultad para entender su forma de pensar, hacen que China sea uno de los países en los que se pueden presentar más dificultades para viajar pero también es un país que si se arriesga un poco, la experiencia se vuelve inolvidable y en algunos casos surrealista. En México tenemos la frase “esto solo pasa en México”. En el caso de China esta frase está siempre presente. Lo que es en otros países, en China es todo lo contrario. Lo inesperado y lo inimaginable pasa en el monstruo Asiático.
Aquí algunos pedazos de nostalgia arrancados de la ciudad de Hangzhou, considerada una de las ciudades más bellas de China con su West Lake (patrimonio de la humanidad) sus plantaciones de té verde, su seda, su comida, sus templos, sus pagodas,sus mercados, su clima extremoso, su adicción al consumismo desenfrenado, sus contrastes y su gente.
Texto/Fotos: ADLG
ay que buenas fotos! china es impresionante!